La historia de la humanidad ha demostrado que la violencia religiosa viene de tiempos pasados en varias civilizaciones. Las más conocidas están señaladas en la Biblia desde los hebreos y los cananitas cuando el gran legislador Moisés procuró establecer este pueblo en las tierras de Canaán, dando el inicio a una civilización que venía del antiguo Egipto de la tierra de la esclavitud.
En nombre de Dios los reyes del antiguo Testamento hicieron muchas guerras diezmando, de esta forma, civilizaciones enteras hasta la llegada de Jesús que vino a traer un nuevo mandamiento, el Amor. Con él Jesús vino, así, a despertar en el hombre, como un extraordinario Psicólogo, este sentimiento superior, alegando que el Reino de Dios está dentro de nosotros, sirviendo de base y enseñanza de un nuevo mandamiento “Amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a sí mismo”, afirmando, así, que esta es la Ley y los profetas
Un nuevo ciclo de progreso tuvo inicio en la Tierra, pues, el Amor siendo un sentimiento producido por una emoción superior despertaría, después, en el hombre, la idea de la fraternidad universal y el sentimiento de perdón por las faltas ajenas. Para desenvolver mejor este ciclo los Cristianos primitivos fueron probados, muertos y crucificados en los circos romanos por testimoniar la excelencia del Amor en este nuevo ideal de humanización del ser que fue ofrecido a los paganos del mundo iniciando, de esta forma, la renovación de valores para alcanzar la felicidad humana.
Desarrollo
Del siglo IV al siglo XIX, la humanidad tuvo muchos incidentes y guerras pasando por enormes sufrimientos morales con la decadencia del cristianismo occidental. A partir de este periodo surgirían algunos investigadores del alma humana procurando descubrir las matrices de los conflictos destacando la violencia.
Para eso y para solucionar los dramas humanos presentaron una nueva Ciencia que fue bautizada con el nombre de Psicología, pasando esta por las siguientes fases: Behaviorismo. Psicoanálisis. Humanista y, más recientemente, nació La Psicología Transpersonal, esta última iniciada en los años 60, del siglo pasado que, en realidad, es la suma del conocimiento de todas las demás en un pueblo paradigma del hombre integral con el estudio de la psique (Self) mente y el cuerpo.
En una breve historia La Psicología Científica/Behaviorismo surgió en 1879, en el laboratorio de la Universidad de Leipzig, dirigido por Willeim Wundt. Anteriormente, Gustav Fechner en 1835 escribió Life after death, después, en 1869, surgió la noción de inconsciente que fue popularizada por el libro Philosophy of de Unconscious, de Van Hartmann, basado en investigaciones del Filósofo Schopenhauer que, a su vez, se apoyaba en el misticismo oriental, especialmente en el Budismo y en los Upanichades.
En París, los efectos terapéuticos de la hipnosis hicieron escuela en Nancy, pero fue en el hospital de la Salpetriere la “la ciudad de los locos” con sus casi ocho mil pacientes que la hipnosis se ganó una relevancia en las manos hábiles del maestro Charcot, el mago de la Salpetriere con sus gestos de prestigitador dando órdenes imperativas, haciendo aparecer y desaparecer, delante de un auditorio estupefacto, anestesias, cegueras y parálisis. Freud – Padre del Psicoánalis, en 1886, que ya participaba de las investigaciones viene a confirmar las experiencias mediante un estudio de hipnotismo científicamente realizado…
Charcot consiguió elaborar una especie de la teoría sintomatologica de la histeria. A partir de ahí, Freud va a investigar el fenómeno creando, adoptando la palabra griega Psique que significa alma.
El tratamiento psíquico significa pues, “el tratamiento del alma”. Una persona podría, así, pensar que el sentido de eso es: tratamiento de los fenómenos mórbidos de la vida del alma. Posteriormente, Carl Jung trajo una nueva contribución a la Teoría Psicoanalista Freudiana, incluso no estando de acuerdo en algunos puntos del maestro de Viena, mas, conservó el descubrimiento del Inconsciente y la Energía Psíquica de Freud, elaborando, así, un nuevo descubrimiento con la teoría de los Arquetipos. Después de estas experiencias surge la Tercera fuerza en Psicología creada por el año 1983, con Carl Rogers que añadió:
“Estoy abierto a fenómenos aun más misteriosos – la premonición, la telepatía, la clarividencia, las auras humanas, las fotografías Kirliams hasta incluso las experiencias fuera del cuerpo. Estos fenómenos pueden no corresponder a las leyes científicas conocidas pero, tal vez, estemos en el camino del descubrimiento de un nuevo orden, regido por otros tipos de leyes”
En 1961 se organizó en los Estados Unidos la Asociación de Psicología Humanista hasta el año de 1868. Al inicio de este año durante una discusión en que tomaron parte el Dr. Abrahán H. Maslow, el Dr. Víctor Frankl, el Dr. Stanislav Grof y el Dr. James Fadiman, fue finalmente creada la palabra Transpersonal, esto es, la Psicología Transpersonal o la cuarta fuerza. Después otros investigadores se fueron incorporando a la nueva corriente Psicológica.
En Brasil en 1978, surgieron los primeros trabajos en esta área. En 1985, fue fundada por el brasileño Leo Matos, la Asociación Brasileña de Psicología Transpersonal. Citamos algunos miembros del movimiento inicial transpersonal brasileño: Gislaine D’Assunçâo (MG), Vera Saldandha (SP), Roberto Crema (DF), Gerardo Campana (AL) Lika Queiroz, André Peixinho (Ba) Norma de Oliveira (SE), entre otros. Después de esta pequeña historia sobre la Psicología Transpersonal, volvamos al análisis de la violencia en la visión transpersonal.
De esta forma pasamos ahora a estudiar la violencia no solamente externamente, sino, especialmente, internamente, pues es en interior del hombre que la misma tiene su nacimiento.
La palabra violencia expresa todo el pensamiento, complementado o no por palabras y acciones que se exteriorizan en un sentimiento contrario a la ley del amor y caridad. En el mundo actual acompañamos, muchas veces, la exageración de detalles, las noticias y reportajes sobre los actos extremados del ser humano que vuelven a las personas más insensibles, y, aun, llevándolas a no considerar sus pequeñas actitudes de violencia, olvidándose así, de colocarlas en el rol de aquellas que deben sufrir el esfuerzo de la transformación en el trabajo constante de auto-perfeccionamiento moral, emocional y espiritual.
La propensión a la violencia es característica de los Espíritus vinculados al planeta Tierra, variando apenas, en cuanto a la intensidad y a los estímulos necesarios para desencadenar la acción violenta. De ahí el “no juzguéis” induciéndonos por el razonamiento, a buscar la mayor prudencia al juzgar al prójimo, porque sabemos si guardamos en nuestro interior el mismo grado de violencia que condenamos, esperamos, muchas veces, el momento cierto para que las condiciones propicias en nosotros despierten esa emoción negativa.
Con La Psicología Transpersonal iniciada en los Estados Unidos por notables investigadores del alma humana como: Grof, Maslow, Was, Frankl, Fadiman, Wilber y muchos otros valientes pioneros que se preocuparon en ir más allá de la personalidad, del ego, y de los patrones preestablecidos, penetrando el sondeo de la investigación en el inconsciente humano y descubriendo que el hombre fue hecho para el amor y la evolución, cambiando, así, los conceptos de la vida material y emocional.
Por esta razón el autoconocimiento fue sugerido como una necesidad prioritaria en el programa existencial de la criatura humana. Quien lo posterga no se realiza satisfactoriamente, porque permanece perdido en un espacio oscuro e ignorado dentro de sí mismo. Incluso con las conquistas iniciales freudianas el hombre no es solamente materia, pero sí, un Espíritu pensante y actuante en el Universo carnal y espiritual.
Así, entendemos que el mayor obstáculo al progreso moral del ser humano vienen del orgullo y del egoísmo causantes de la violencia. Ambos caracterizan el sentimiento aun muy imperfecto que aliado a la ignorancia de las leyes naturales y sus mecanismos de actuación, originan las acciones contrarias a esas mismas leyes constituyendo la violencia.
Esa ignorancia, no obstante, no nos exime de culpa y responsabilidad por nuestros actos una vez que la ley de Dios está escrita en la conciencia de cada uno de nosotros permitiendo al hombre discernir sobre el bien y el mal, la causa y el efecto de los aciertos y errores, la alegría o los sufrimientos derivados de sus faltas.
En la visión Psicológica Transpersonal debemos combatir nuestra violencia interior en todas las formas e intensidades, porque, con ella y a través de la Ley de sintonía contribuimos para su manutención entre nosotros. Muchas veces encontramos que no hacemos mal a nadie (por lo menos directamente), a pesar de hacernos mal a nosotros mismos diariamente, agrediendo nuestro cuerpo con tabaco, bebidas, medicamentos y alimentos inadecuados, hiriendo nuestro campo emocional y psíquico con impaciencia, irritación y pensamientos infelices.
En el transcurrir de los años la violencia religiosa fue disminuyendo desde la antigüedad pasando por la edad media, aun, recordando dos grandes conflictos de católicos con los protestantes que diezmaron muchas vidas. Actualmente, existen los focos de guerra en el oriente entre Judíos y Palestinos practicantes del Judaísmo y del Islamismo, que son llamados y reconocidos como fundamentalistas.
Es bien posible que el ataque de las torres gemelas en el 2002, en los Estados Unidos, por fanáticos islámicos, tengan un componente religioso, o sea, la venganza de Dios Allah, de los mulsumanes, contra el llamado imperio americano.
Aun, vemos en nuestras TVs, escenas dantescas de los hombres-bombas con los suicidios y de seguidores fanáticos contra el pueblo israelí por cuestiones políticos/religiosos, causadas por la posesión de la tierra que fue heredada por Abrahán, Isaac, Jacob, Moisés, Josué y tantos otros continuadores del Judaísmo y del Islamismo, reconociendo que estos pueblos tuvieron un único origen en su líder Abrahán y sus seguidores que viven en la llamada Palestina.
sciência do homem.
En el día que la Psicología Transpersonal se desenvolvería en la conciencia de aquellos y de otros pueblos mostrando que somos un ser Espiritual y que lo más importante no es el Reino de la Tierra más, y por encima de todo, el Reino de la Paz, en el Yo interior del hombre con la conciencia de que somos un ser espiritual dotado de libre albedrío, ley de causa y efecto, significando más para todos nosotros el bien que hacemos al prójimo, pues, él vuelve a la conciencia del hombre.
La Psicología Transpersonal va al interior de la culpa y del remordimiento. Estudia la depresión de forma científica descubriendo los factores causales en el Espíritu humano por el mal uso del libre albedrío. Nos muestra que las Psicosis no están en el Cerebro sino, específicamente, en la Mente, aunque, la Mente/Cerebro está vinculado y funcional por las complejas redes neuronales.
Estudia al hombre en la visión multidimensional. Estudia el Síndrome de Pánico y las Fobias. El Trastorno Obsesivo-Compulsivo, y otros importantes asuntos dando su contribución a la Medicina Psicosomática. Así vemos que muchos otros temas contribuyen para la salud y la felicidad humana.
Conclusión
Todos deben trabajar por la Paz interior y exterior. La exterior depende de la interior. La Psicología Transpersonal abarca a todas esas ramas del conocimiento humano concienciando al hombre del suyo y del futuro en el Planeta.
Con el tiempo las guerras religiosas serán eliminadas totalmente y todos los tipos de violencia irán lentamente desapareciendo de la faz de la Tierra como nos enseñó el Maestro de Nazaret recomendándonos a vivir: “Mí Paz os dejo; mí Paz os doy, no os la doy como el mundo la da”. Lo que más tarde vino el Mahatma Gandhi a enseñarnos: “Si un único hombre alcanza la más alta expresión del amor este hombre neutralizaría el odio de millones”.
Así, creemos que nosotros los Psicoterapeutas Transpersonales que se están formando aliados a tantos otros seres humanos constructores del progreso de la Tierra, también serán constructores de la nueva Era de la Paz en la conciencia del ser y en el desvelar del hombre integral movido por el Amor en una nueva vivencia cósmica que significa la Plenitud.